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miércoles, 6 de junio de 2007

¿Cómo se puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero?

Desde 1995, los progresos técnicos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero han sido mayores de lo previsto. Las opciones durante los próximos 20 años pasarían por mejorar la eficiencia energética de las construcciones, del transporte y de los procesos de fabricación; por la conversión al gas natural como fuente de energía acompañada del empleo de energías con baja presencia de carbono como la biomasa, la eólica, la nuclear o la hidroeléctrica; la reducción de las emisiones de metano y de óxido nitroso en la agricultura y, gracias a ciertas aplicaciones, la minimización de las emisiones de gas fluorado.
Los bosques y tierras de cultivo aportan un potencial de mitigación de carbono considerable que, aún no siendo necesariamente permanente, permitiría ganar tiempo a la espera de que se desarrollasen otras opciones. Su potencial global alcanzaría las 100 Gt de carbono en 2050, equivalente al 10 ó 20% de las emisiones de combustibles fósiles durante el mismo período.
La concienciación social y la innovación, así como ciertos cambios en las estructuras institucionales podrían contribuir a la mitigación del cambio climático. Cambios de las normas colectivas y de los comportamientos individuales pueden generar efectos significativos en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, pero no surtirán efecto si no se les acompaña de complejas medidas institucionales, reglamentarias y legales.

Entrevista a Jordi Bigues

«Podemos impedir el cambio climático»

El ex vicepresidente de Greenpeace, Jordi Bigues, visitó ayer Córdoba para impartir una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Educación sobre una de las amenazas mundiales que más preocupan a la humanidad: el cambio climático.
¿Es tarde para combatir los cambios del clima?
Una vez que se ha reconocido científicamente que el cambio climático es una realidad podemos impedirlo o mitigarlo.
¿Por qué ha dejado de ser una teoría catastrofista?
Porque ha habido unanimidad en la comunidad científica, que se basa en datos y hechos reales, en afirmar que es una realidad y porque la sociedad se ha dado cuenta con el día a día de sus consecuencias.
¿Son correctas las medidas políticas que se están realizando?
Las medidas que está aplicando el Gobierno, como crear casas más ecológicas, apostar por electrodomésticos de bajo consumo o penalizar a las industrias que emitan más CO2 del permitido son imperativos de la UE. Hubo otros gobiernos que no las aplicaron y ahora sólo se hace lo justo. Se está haciendo sólo aquello a lo que estamos obligados y sin aportar nada más.
¿Es optimista a la hora de evitar este cambio?
No tengo otra opción. Es un imperativo moral. No podemos permitirnos que las generaciones venideras nos echen en cara que, conociendo los problemas que se avecinaban, no hiciéramos nada.

Historia de Greenpeace



Greenpeace nació en 1971, de una forma muy espontánea. Un grupo de activistas antinucleares canadienses, algunos cuáqueros y objetores de conciencia estadounidenses que se habían refugiado en Canadá para no participar en la guerra de Vietnam, formaron una pequeña organización llamada "Don't make a wave Committee" (Comité "No provoqueis un maremoto")
Este grupo protestaba contra las pruebas nucleares que los EEUU llevaban a cabo en el archipiélago de Amchitka (Alaska), al norte de Canadá. El nombre del grupo hacía referencia la posibilidad de que, al ser una zona sísmicamente inestable, las pruebas atómicas que allí se realizaban pudiesen provocar un maremoto. Después de llevar a cabo otro tipo de iniciativas, decidieron por fin fletar un viejo pesquero, el Phillys Cormack, y viajar con él a la zona donde debía tener lugar la prueba nuclear, para impedir con su presencia física que la bomba fuese explosionada. Para este viaje, rebautizaron al barco con un nuevo nombre, que resumía la filosofía del grupo:Greenpeace "Queremos paz, y queremos que sea verde" manifestaba uno de los tripulantes a la prensa antes de zarpar de Vancouver (Canadá) para dirigirse a Amchitka, un lugar de gran valor ecológico por las importantes colonias de aves marinas que alberga.El viaje fue un desastre. Los improvisados marineros pasaron la mayor parte del tiempo mareados, las disputas internas por asuntos domésticos fueron frecuentes, y finalmente el error de no prestar suficiente atención a los trámites burocráticos legales dió la oportunidad a los guardacostas estadounidenses de detener al barco cuando estaba a punto de alcanzar su destino, basándose en el incumplimiento de algunas formalidades menores que la tripulación había pasado por alto. La prueba nuclear no se pudo impedir, pero, afortunadamente, no se produjo ningún maremoto.Como acción directa, la expedición a Amchitka fué un fracaso. Sin embargo, como estrategia de campaña, resultó un éxito extraordinario. Dos periodistas que viajaban a bordo del Phillys Cormack transmitían por radio a sus redacciones todos los pormenores del viaje, y el público canadiense, ya de por sí motivado en contra de los ensayos nucleares americanos realizados junto a su país, encontró en el viaje de Greenpeace un catalizador para su protesta. Alguien estaba haciendo algo activo para parar las pruebas atómicas. Decenas de miles de manifestantes bloquearon durante días las fronteras entre Canadá y los Estados Unidos, y este último país se vió forzado a anunciar que ésta era la última explosión nuclear que se llevaría a cabo en la zona. Amchitka es desde entonces una reserva ornitológica. Con este viaje Greenpeace aprendió muchas lecciones que ha venido aplicando y desarrollando desde entonces.En los años que siguieron, distintos grupos independientes, sin ninguna conexión entre sí, tomaron el nombre de Greenpeace en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia. Por aquel entonces, David McTaggart, un antiguo hombre de negocios canadiense, se había convertido en un navegante inconformista que se rebelaba contra la decisión del gobierno francés de acotar 400 millas de aguas internacionales alrededor del atolón de Moruroa (en el Pacífico) para llevar a cabo sus pruebas nucleares. McTaggart se puso en contacto con el pequeño núcleo de activistas de Greenpeace en Nueva Zelanda y ofreció su velero, el Vega, para viajar a la zona prohibida e intentar impedir las pruebas nucleares previstas para 1972 y 1973. Este fue el inicio de la campaña de Greenpeace contra las actividades nucleares francesas en el Pacífico. David McTaggart se convirtió en una pieza clave de la organización, siendo presidente de Greenpeace Internacional desde comienzos de la década de los 80 hasta 1991.No se puede decir que en los primeros años la colaboración entre los distintos grupos de Greenpeace fuese excelente. La relación entre ellos era más bien conflictiva, centrada en la discusión de cuál era el legítimo propietario del nombre del grupo. Las cosas empeoraron cuando, a partir de 1974, un sector de Greenpeace en EE.UU. y Canadá decidió iniciar la campaña contra la caza comercial de ballenas y, posteriormente, en 1976 contra la matanza de crías de focas en Newfoundland (Terranova, Canadá). La fracción antinuclear consideraba la defensa de los mamíferos marinos como un tema "suave" que debía dejarse para otro tipo de grupos. Estuvo a punto de producirse una escisión.Mientras en América los conflictos internos debilitaban a Greenpeace, McTaggart, concentrado todavía en su lucha contra las pruebas nucleares francesas en el Pacífico, fundaba Greenpeace en Europa. Las primeras secciones se abrieron en el Reino Unido y en Francia. Pronto les siguió Holanda. La formación de Greenpeace en el viejo continente fue una fuerza determinante que permitió unir a todos los grupos existentes en el mundo bajo ese nombre y crear, en 1978, Greenpeace Internacional, unificando las áreas de campaña y la forma de actuación. Desde entonces, la organización ha evolucionado sin demasiados sobresaltos. Han sido años de experiencias, de aciertos y de errores, en los que estructura interna y funcionamiento se han ido adaptando al ritmo de crecimiento de la organización, a la expansión geográfica y a la ampliación de los temas de campaña abordados.Greenpeace EspañaGreenpeace España fue fundada en 1984 con una oficina central en Madrid. Actualmente cuenta con otra oficina en Barcelona. La componen cerca de 100.000 socios y socias en España. Su financiación está determinada por los estatutos de la Organización y el 95% lo aportan los asociados. También recibe ingresos con la venta de artículos de producción alternativa y donativos de personas simpatizantes. No acepta donaciones de gobiernos, empresas ni partidos políticos. En total más de 600 personas, activistas de Greenpeace y voluntarios de organizaciones no gubernamentales, hacen un banner humano con el mensaje "G8, actúa ahora". Debajo del un pancarta que dice "Parad el cambio climático".

martes, 5 de junio de 2007

Fuente de energía

Las fuentes de energía son elaboraciones naturales más o menos complejas de las que el hombre puede extraer energía para realizar un determinado trabajo u obtener alguna utilidad.
Desde la prehistoria, cuando la humanidad descubrió el fuego para calentarse y asar los alimentos, pasando por la Edad Media en la que construía molinos de viento para moler el trigo, hasta la época moderna en la que se puede obtener energía eléctrica fisionando el átomo para ver la televisión, el hombre ha buscado incesantemente fuentes de energía de las que sacar algún provecho.
Las fuentes de energía principalmente usadas, desde la Revolución Industrial hasta nuestros días, han sido los combustibles fósiles; por un lado el carbón para alimentar las máquinas de vapor industriales y de tracción ferrocarril así como los hogares, y por otro, el petróleo y sus derivados en la industria y el transporte (principalmente el automóvil), si bien éstas convivieron con aprovechamientos a menor escala de la energía eólica, hidráulica, la biomasa, etc.
Dicho modelo de desarrollo, sin embargo, está abocado al agotamiento de los recursos fósiles, sin posible reposición pues serían necesarios períodos de millones de años para su formación.
La búsqueda de fuentes de energía inagotables y el intento de los países industrializados de fortalecer sus economías nacionales reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles, concentrados en territorios extranjeros tras la explotación y casi agotamiento de los recursos propios, les llevó a la adopción de la energía nuclear y en aquellos con suficientes recursos hídricos, al aprovechamiento hidráulico intensivo de sus cursos de agua.
A finales del siglo XX se comenzó a cuestionar el modelo energético imperante por dos motivos:
Los problemas medioambientales suscitados por la combustión de combustibles fósiles, como los episodios de smog de grandes urbes como Londres o Los Ángeles, o el calentamiento global del planeta.
Los riesgos del uso de la energía nuclear, puestos de manifiesto en accidentes como Chernóbil.
Se propone entonces el uso de energías limpias, es decir, aquellas que reducen drásticamente los impactos ambientales producidos, entre las que cabe citar el aprovechamiento de:
El Sol: energía solar
El viento: energía eólica
Los ríos y corrientes de agua dulce: energía hidráulica
Los mares y océanos:energía mareomotriz
El calor de la Tierra: energía geotérmica
El átomo: energía nuclear
La materia orgánica: biomasa, gas natural (Éstas son energías renovables, pero no limpias; son "sucias" como todo combustible, pues emiten CO2)
Todas ellas renovables, excepto el gas natural, cuya explotación se está fomentando por tener una combustión más limpia que los derivados del petróleo o el carbón.
Con respecto a las llamadas energías alternativas (viento, agua, sol y biomasa), cabe señalar que su explotación a escala industrial, es fuertemente contestada incluso por grupos ecologistas, dado que los impactos medioambientales de estas instalaciones y las líneas de distribución de energía eléctrica que precisan pueden llegar a ser importantes, especialmente, si como ocurre con frecuencia (caso de la energía eólica) se ocupan espacios naturales que habían permanecido ajenos al hombre.

lunes, 4 de junio de 2007

Central termoeléctrica



Central termoeléctrica
Una central termoeléctrica es una instalación nacional empleada para la generación de energía eléctrica a partir de la energía liberada en forma de calor, normalmente mediante la combustión de algún combustible fósil como petróleo, gas natural o carbón. Este calor es empleado por un ciclo termodinámico convencional para mover un alternador y producir energía eléctrica.
Centrales termoeléctricas clásicas
Se denominan centrales clásicas a aquellas centrales termicas que emplean la combustión del carbón, petróleo (fuelóleo) o gas natural para generar la energía eléctrica. Son consideradas, en el Siglo XX, las centrales más económicas y rentables, por lo que su utilización está muy extendida en el mundo económicamente avanzado y en el mundo en vías de desarrollo, a pesar de que a principios del Siglo XXI estén siendo criticadas debido a su elevado impacto medioambiental.

Componentes principales

Caldera de combustión
Turbina de vapor
Alternador
Sistema de refrigeración (puede ser de caudal abierto o mediante torres de refrigeración)
Instalaciones de control

Centrales termoeléctricas de ciclo combinado En la actualidad se están construyendo numerosas centrales termoeléctricas de las denominadas de , que son un tipo de central que utiliza gas natural, gasóleo o incluso carbón preparado como combustible para alimentar una turbina de gas. Como los gases tienen todavía una temperatura muy alta, se utilizan para producir vapor que mueve una segunda turbina, esta vez de vapor. Cada una de estas turbinas está acoplada a su correspondiente alternador para generar la electricidad como en una central termoeléctrica clásica.
Como la diferencia del temperatura que se produce entre la combustión y los gases de escape es más alta que en el caso de una turbina de gas o una de vapor, se consiguen rendimientos muy superiores, del orden del 55%.

Impacto ambiental La emisión de residuos a la atmósfera y los propios procesos de combustión que se producen en las centrales térmicas tienen una incidencia importante sobre el medio ambiente. Para tratar de paliar, en la medida de lo posible, los daños que estas plantas provocan en el entorno natural, se incorporan a las instalaciones diversos elementos y sistemas.
El problema de la contaminación es máximo en el caso de las centrales termoeléctricas convencionales que utilizan como combustible carbón. En las de fuel-oil o gas, los niveles de polución son mucho menores, prácticamente inapreciables en las plantas de gas. Sin embargo, la combustión del carbón tiene como consecuencia la emisión de partículas y ácidos de azufre. En las centrales de fuel-oil, la emisión de partículas sólidas es, como ya se ha dicho antes, mucho más pequeña. No obstante ha de tenerse en cuenta la emisión de óxidos de azufre y hollines ácidos.


Ventajas e inconvenientes
Ventajas
Son las centrales más baratas de construir (teniendo en cuenta el precio por megavatio instalado, especialmente las de carbón, debido a la simplicidad (comparativamente hablando) de construcción y la energía generada de forma masiva.
Las centrales de ciclo combinado de gas natural son mucho más eficientes que una termoeléctrica convencional, aumentado la electricidad generada (y por tanto, las ganancias) con la misma cantidad de combustible

Inconvenientes
El uso de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero y de lluvia ácida a la atmósfera, junto a partículas volantes (en el caso del carbón) que pueden contener metales pesados.
Al ser los combustibles fósiles una fuente de energía finita, su uso está limitado a la duración de las reservas y/o su rentabilidad económica.
Sus emisiones térmicas y de vapor pueden alterar el microclima local.
Afectan negativamente a los ecosistemas fluviales debido a los vertidos de agua caliente en estos.
Su rendimiento (en muchos casos) es bajo (comparado con el rendimiento ideal), a pesar de haberse realizado grandes mejoras en la eficiencia (un 30-40% de la energia liberada en la combustion se convierte en electricidad, de media)

Energía de fisión

Energía de fisión
La fisión nuclear del uranio es la principal aplicación práctica civil de la Energía Nuclear, y se emplea en cientos de centrales nucleares en todo el mundo, en países como Francia, Japón, Estados Unidos, Alemania, Argentina, Brasil, Suecia, España, China, Rusia, Corea del Norte, México, Pakistán o India.
Tiene como principal ventaja que no utiliza combustibles fósiles, con lo que no emite a la atmósfera gases tóxicos o de efecto invernadero. Esto es importante en el momento actual debido al Protocolo de Kioto que obliga a pagar una tasa por cada tonelada de CO2 emitido, estrategia seguida para evitar el calentamiento global. Sin embargo, las emisiones contaminantes indirectas derivadas de la construcción de una central nuclear, de la fabricación del combustible y de la gestión posterior de los residuos radiactivos no son despreciables.
Históricamente, las centrales nucleares fueron diseñadas con un uso militar, consiguiendo la fabricación del plutonio necesario para fabricar bombas nucleares. Más tarde se comprobó que el plutonio fisible generado podía ser utilizado a su vez como combustible de fisión, aumentando enormemente la eficiencia de las centrales nucleares y reduciendo así uno de los problemas de las mismas.
Como cualquier aplicación industrial humana, las aplicaciones nucleares generan residuos, algunos muy peligrosos. Sin embargo, los generan en volúmenes muy pequeños comparados con otras aplicaciones, como la industria petroquímica, y de forma muy controlada. Los residuos más peligrosos generados en la fisión nuclear son las barras de combustible, en las que se generan isótopos que pueden permanecer radiactivos a lo largo de miles de años. Son los transuránidos como el curio, el neptunio o el americio. También se generan residuos de alta actividad que deben ser vigilados, pero que tienen vidas medias cortas, es decir, duran pocos años y pueden ser controlados.
Debido a esto, actualmente los movimientos ecologistas ven en la energía nuclear una peligrosa fuente de contaminación, y grupos de opinión pública han presionado por su eliminación. Sin embargo, algunos de los gurús de los grupos ecologistas en los últimos tiempos abogan por un uso controlado de esta forma de energía mientras se desarrollan otras más seguras y limpias, como las renovables y la fusión, para poder así desechar en gran parte la quema de combustibles fósiles.
Existen, sin embargo, estrategias para tratar algunos de los residuos de forma más eficiente. Una de ellas se basa en el uso de centrales nucleares de nueva generación (Sistemas Asistidos por Aceleradores o ADS en inglés) usando torio como combustible adicional que degradan los desechos nucleares en un nuevo ciclo de fisión asistida y pasan como una alternativa viable para las necesidades energéticas de la población ante la dependencia del petróleo, aunque deberán vencer el rechazo de la población. Esta técnica es llamada transmutación, y el primer proyecto será construido alrededor del 2014 (Myrrha).
También existen métodos de aprovechamiento de algunos de los residuos peligrosos mediante el reciclado, separando los isótopos que pueden aprovecharse en aplicaciones médicas o industriales.
El tratamiento de los combustibles de fisión, en cualquier caso pasa por el almacenamiento de los residuos que no pudieran ser eliminados en cuevas profundas, los llamados almacenamientos geológicos profundos (AGP) donde el objetivo final es que queden enterrados con seguridad durante varios miles de años aunque esto no puede garantizarse.
Otro problema asociado a los reactores de fisión es la susceptibilidad de ser objetivos de los terroristas, igual que lo pueden ser otras instalaciones que fabrican productos tóxicos. Sin embargo, estas instalaciones poseen niveles de seguridad más elevados que la mayoría del resto de instalaciones industriales.

sábado, 2 de junio de 2007

Gaia

En 1969, el investigador británico James Lovelock lanzó al mundo científico una desconcertante hipótesis: La tierra es un ser vivo creador de su propio hábitat.
A esta teoría la llamaron “Gaia” en honor a la diosa de la tierra como se le conocía en la mitología griega.
La idea de considerar a la Tierra como un ser viviente es arriesgada, pero no descabellada; sin embargo, cuando en 1969 Lovelock presentó oficialmente su hipótesis “Gaia” en el marco de unas jornadas científicas, celebradas en Princeton, Estados Unidos, no encontró ningún eco entre la comunidad científica. Para la gran mayoría, Gaia no era mas que un interesante ejercicio de imaginación. Quien iba a creerse que nuestro planeta sea una especie de superorganismo en el que, a través de procesos fisicoquímicos, toda la materia viva interactua para mantener unas condiciones de vida ideales.
La hipótesis Gaia no solo contradecía la mayor parte de los postulados científicos precedentes y ponía patas arriba los modelos teóricos sostenidos como válidos. Suponía sobretodo poner en tela de juicio la intocable y sacrosanta teoría de la evolución de Darwin: a lo largo de la historia la vida se ha ido adecuando a las condiciones del entorno fisicoquímico. Lovelock proclamaba justamente lo contrario: la biósfera es la encargada de generar, mantener y regular sus propias condiciones medioambientales, en otras palabras la vida no esta influenciada por el entorno, es ella misma la que ejerce un influjo sobre el mundo de lo inorgánico, de forma que se produce una coevolución entre lo biológico y lo inerte.
Sus bases, simplemente, se explicaban con interrogantes sobre la supervivencia, equilibrio y autorregulación del planeta mismo.
¿Por qué el pH (potencial de hidrógeno o grado de acidez o alcalinidad) se mantiene neutro en la atmósfera?
El grado de acidez del aire, el agua y la tierra se mantienen siempre alrededor de un valor neutro (pH 8); el óptimo para la vida a pesar de que la gran cantidad de ácidos producidos por la oxidación en la atmósfera de los óxidos nitrosos y sulfurosos liberados por la descomposición de la materia orgánica deberían haber hecho aumentar la acidez terrestre hasta un pH 3 comparable al vinagre. Sin embargo la naturaleza dispone de un neutralizador biológico para que esto no suceda, la biosfera se encarga de fabricar, por medio de los procesos metabólicos de los seres vivos, alrededor de mil megatoneladas anuales de amoniaco (una substancia muy alcalina) que resulta ser la cantidad necesaria para anular la acumulación excesiva de los agresivos ácidos.
¿Cómo es posible que el nivel salino medio no supere el 3.4 % cuando la cantidad de sales que lluvias y ríos arrastran hacia los océanos desde hace 80 millones de años, es idéntica a toda la actualmente contenida en ellos?
De haber continuado este proceso, el agua de los océanos, completamente saturada de sal habría llegado a ser mortífera para cualquier forma de vida. ¿Por qué entonces los mares no son más salados?
También en el permanente estado de equilibrio de un componente tan importante como el oxígeno podemos entrever la intervención reguladora de Gaia. La proporción del 21 % es la dosis optima para la vida en el planeta. Bastaría tan solo un aumento del 4 % en el nivel atmosférico actual para poner al mundo en grave peligro, porque al 25 % incluso el detritus húmedo del suelo de la selva tropical ardería como una tea al caer un solo relámpago.
Estos solo han sido algunos ejemplos de autorregulación que según Lovelock se vale la biosfera para hacer de este planeta un mundo confortable y parece que funcionan a pesar de las grandes catástrofes que ha sufrido la Tierra a lo largo de las eras y de las bofetadas que en la actualidad recibe con la destrucción de la capa de ozono, la lluvia ácida, el efecto invernadero, etc.
¿Significa que la biósfera también será capaz de salir indemne e la catástrofe medioambiental que desde el inicio de la revolución industrial está provocando el hombre?
El planeta ha necesitado millones de años para convertir un infierno de fuego y cenizas en un paraíso de océanos, montañas y oxígeno, y ahora Gaia tiene que sufrir de sus propios hijos el infierno y de sus hijos preferidos los hombres.
Para el creador de la hipótesis Gaia, la verdadera amenaza consiste en alterar drásticamente aquellas regiones donde residen los circuitos primarios del control planetario: el cinturón de selvas tropicales y las plataformas continentales.